TONIGHT WE DINE IN HEAVEEEN!!

No es Esparta, no eran 300 y no cenaron en el infierno, era el Bernabéu, eran más bien 9 y cenaron en la gloria, orgullosos de haber conseguido aquello que el resto de los mortales sólo soñarán en lograr: lo imposible.

"Un equipo, un corazón", tomo la esencia del lema de la XXIX olimpiada pero adaptándolo a la realidad que viven hoy los madridistas, sólo que en lugar de mundos y sueños, tienen un equipo y un sólo corazón. Uno sólo, que comparten 11 en la cancha, 6 en la banca, 2 en el banquillo, 88,000 en las gradas y millones alrededor del mundo, uno sólo, latiendo al unísono, irrigando sangre futbolera a las venas de todos los que comparten sus colores.

Sólo así me explico la resolución de las paradojas, el rompimiento de los paradigmas, el desciframiento de los acertijos y la consecución de los imposibles, así... tal y como reza el lema de su principal patrocinador, para el Madrid: Impossible is Nothing.

Hoy en día en pleno siglo XXI sólo existe sobre la faz del planeta fútbol un equipo capaz de realizar estas hazañas imposibles. Para gozo de los madridistas y envidia del resto.

Añádanle a cualquier partido en contra todos los handicaps posibles: goles en contra, jugadores expulsados, estrellas lesionadas, árbitros obsesos, tiempo casi cumplido, climas imperiosos y demás etcéteras, luego coloquen en la posición de desventaja al Madrid y siéntense a presenciar una de las demostraciones de pasión futbolera más grandes y épicas que hincha alguno pueda recordar... una más, cada vez. 

Porque este equipo saca fuerzas de donde nádie se explica, porque parece que en el Bernabeu es practicamente imposible sacar un punto, porque el Madrid se crece en situaciones en las que cualquier otro equipo bajaría los brazos, porque cuando el viento se pone en contra, el monte cuesta arriba, y salen la lluvia y los relámpagos, vemos al coloso blanco convertirse en un mounstruo de 11 cabezas (si son nueve, mejor) para despedazar la confianza, la entereza y las fuerzas de sus enemigos.

El domingo pasado, en disputa del primer título de la temporada el Madrid lo hizo de nuevo, tal y como lo hizo en Huelva, Zaragoza y en Madrid ante el Mallorca para ganar la liga antepasada, tal y como lo repitió en Pamplona para ganar la última, siempre a 5 minutos de perder la oportunidad de pararse campeones: Antier lo hicieron de nuevo. 

Le separaban 2 goles de la oportunidad de colocar la Supercopa en las vitrinas más sobrepobladas del mundo. Le habian expulsado un pulmón desde el primer tiempo: Van der Vaart (en su debút), no satisfecho Iturralde y previo magnánimo perdón de una roja a un defensa valenciano que se disfrazó de portero atajando una pelota en la linea, expulsó al único capaz de lograr capitalizar el ataque sobre el césped: Van Nistelrooy. Así, con dos menos y restando 12 minutos apenas en el cronómetro, el Bernabéu tomó cartas en el asunto: Miles de gargantas secaron el pelo de los jugadores con un antológico y estruendoso griterío para impulsar latido a latido a este enorme corazón unificado que una vez que se hecha a andar transforma lo imposible en lo sublime. Y así, lo valencianos vieron venir un vendaval de goles hasta llegar a un escandaloso como increíble 4 a 1. Sí, en 10 minutos; sí, con dos menos; sí, perdiendo el marcador, así es este Madrid.

 

Terminado el tiempo estos espartanos blancos, cayeron al suelo sin aliento, el Bernabeu les reanimó con una de las ovaciones más grandes que se recuerdan, dicen que el estruendo se escuchaba en las ramblas catalanas. 

Así, así... así gana el Madrí.

Un abrazo.

Ricardo.

epílogo.

Visto lo visto, y con Robben como principal artífice de la gesta heroica, el Madrid debería entregar gratis a Robinho al Chelsea y pagar inclusive alguna diferencia adicional por habernos vendido  al holandés. Que pedazo de jugador! 

En Madríd solo hay cabida para aquellos que quieren ganar SIEMPRE.